El papel del Abogado en las crisis de pareja.
Guía jurídica cercana y útil
Artículo.
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Las crisis de pareja, sean del tipo que sean, combinan emociones intensas con decisiones legales de gran calado, y mucho más, si existen hijos comunes. En ese contexto, el abogado no es solo un técnico del Derecho; es un garante de seguridad jurídica y un mediador prudente que ordena el conflicto y protege derechos presentes y futuros.
El primer valor del abogado es traducir el laberinto legal a un lenguaje claro y comprensible en todo momento. Explicar las distintas posibles soluciones, los requisitos y los efectos de los mismos, es el paso más importante, y quizás, el más complicado, para poder brindar la ayuda que el cliente requiere, y para que cada decisión sea informada y libre. Así mismo, es labor fundamental del abogado documentar hechos y tratar de alcanzar acuerdos de forma válida, evitando errores que más tarde resultan costosos y de complicada solución.
Cuando además existen hijos, y más concretamente menores, el abogado debe velar porque cualquier acuerdo o medida judicial respete el interés superior del menor, colocándolo incluso por delante de las necesidades que los adultos puedan presentar. No cabe duda que, son a los hijos a los que realmente hay que proteger, y aislarlos del conflicto que los progenitores puedan mantener en el momento de la ruptura.
El abogado, no es un simple profesional que debe intervenir obligatoriamente en el proceso, porque la ley así lo prevea. Debe aportar serenidad y método: situar la ley al servicio de soluciones humanas, preservar derechos y reducir los costes, tanto personales como económicos, de la ruptura.
Por ello, la intervención temprana y ética del abogado, convierte una crisis en un proceso ordenado hacia nuevas etapas de vida.
A modo de pequeña guía, nuestras recomendaciones serían:
Acudir tempranamente a consulta con el abogado, buscando un asesoramiento correcto y sereno, ya que decidir con prisa, suele salir caro.
Reunir documentación esencial que le sea requerida.
Evitar acuerdos verbales ambiguos y poco transparentes. Es aconsejable que cualquier acuerdo se plasme por escrito y con asistencia letrada.
Priorizar a los hijos: previsibilidad y respeto en los tiempos y estancias con los progenitores.
Cuidar la huella digital: mensajes y redes pueden ser prueba.
María José Esteban López.